En la última edición de Promonotas, Millerlandy Gutiérrez recibe un homenaje por su incansable dedicación como auxiliar de enfermería en Promover, donde su pasión y optimismo iluminan la vida de pacientes y colegas por igual.

 

Desde temprana edad, Millerlandy Gutiérrez aprendió el valor del esfuerzo y la autonomía. Criada por su madre, Dilia Gutiérrez, una mujer luchadora, Millerlandy encontró en su infancia momentos de tranquilidad y soledad, marcados por la necesidad económica pero llenos de amor y apoyo familiar.

 

A medida que crecía, Millerlandy se comprometía con sus sueños y aspiraciones, trabajando desde la adolescencia para hacerlos realidad. Aunque rodeada de amor en su hogar, anhelaba cumplir sus metas personales con determinación y paciencia, características que la definieron desde joven.

 

Con su esposo, sus dos hijos y su fiel compañero Roko Antonio, Millerlandy comparte un hogar lleno de amor y complicidad. Roko, su perro, se convierte en su refugio y en el símbolo de desconexión de su exigente trabajo como auxiliar de enfermería, permitiéndole disfrutar de la vida familiar y encontrar equilibrio entre sus responsabilidades y su bienestar.

 

Optimista por naturaleza, Millerlandy siempre ve el vaso medio lleno. Esta perspectiva la llevó a estudiar Auxiliar de Enfermería, graduándose con honores en la institución educativa San Pedro Claaver, y mostrando su determinación por destacarse en todo lo que emprende.

 

Su trayectoria laboral la llevó desde la Unidad de Salud de Ibagué hasta el equipo de Promover, donde encontró un ambiente comprometido y serio que le brindó seguridad y confianza. Su labor como auxiliar de enfermería la llevó a cuidar de pacientes en condiciones críticas, demostrando su dedicación y experiencia en cada procedimiento y cuidado brindado.

 

Para Millerlandy, la enfermería es más que una profesión; es una vocación de servicio y amor por el prójimo. Con cada paciente, especialmente con los terminales, Millerlandy se esfuerza por ofrecer servicios de calidad y calidez humana, dejando un legado de buenos recuerdos y consuelo para quienes los rodean.

 

En su tiempo libre, Millerlandy recarga energías con música salsa, especialmente de Marc Anthony, y disfrutando de una buena hamburguesa. El color morado, símbolo de transformación, llena sus días y le da fuerzas para enfrentar cada nuevo amanecer con una sonrisa.

 

Desde Promover, le agradecen a Millerlandy por ser parte fundamental de su familia, y por su inquebrantable compromiso con la salud y el bienestar de quienes la rodean en la sede de Ibagué. Su ejemplo y dedicación son un faro de esperanza y alegría en el campo de la enfermería.

 

Porque como dice su canción favorita, Flor Pálida, a cada acción o tarea cotidiana le pone ese poquito de amor, para que nadie le robe el color, para que al final del día pueda decir con satisfacción, gracias Dios, porque hoy desde mi trabajo mi paciente y su familia pueden sonreír a pesar de las vicisitudes y ver que soy faro de esperanza.