Un tercio de la población colombiana ha consumido productos de tabaco alguna vez en su vida.

Junio 3 de 2023

Aunque el tabaco sea una sustancia psicoactiva legal, sus efectos sobre la salud pública son más que evidentes: es la primera causa prevenible de muerte y enfermedad en el mundo, y diversos tipos de cáncer, enfisema pulmonar obstructivo crónico (EPOC), enfermedades cardiovasculares y hasta deterioro de la salud mental están directamente relacionados con el uso generalizado de productos derivados de esta planta.

En Colombia el tabaco no solo hace parte de uno de los consumos más problemáticos que tenemos como sociedad -uno de cada tres colombianos y colombianas ha fumado alguna vez en su vida-, sino que cada año mueren más de 34.800 personas por enfermedades atribuibles al tabaquismo, la mayoría con elevado costo para el sistema de salud (más de 17 billones de pesos al año) y con graves impactos para los pacientes y sus familias.

Todas estas muertes y enfermedades son evitables, pero es necesario que como sociedad se tenga conciencia de la dependencia que genera la nicotina y las instituciones puedan trabajar más en la prevención de los problemas que generan tanto el cigarrillo como otros productos de tabaco.

En el país el panorama es complejo: cada año se consumen decenas de miles de cigarrillos y los consumidores de tabaco son cada vez más jóvenes. Según la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019 del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) y el Ministerio de Justicia, la edad promedio de inicio de los fumadores está en los 17 años y al menos un tercio de la población, es decir, más de 16 millones de colombianos y colombianas, han sido consumidores de estos productos al menos una vez en la vida, lo cual es especialmente problemático entre los hombres que representan el 43% de personas con tabaquismo.

No obstante, destaca el estudio, del total de fumadores, aproximadamente 1,1 millones han sido usuarios de los llamados cigarrillos electrónicos, vapeadores y otros dispositivos de consumo de tabaco que son publicitados como menos dañinos sin evidencia científica que respalde esta afirmación. Este consumo se concentra particularmente entre los más jóvenes (18,6% entre los 12 y los 24 años) y tiende a aumentar, por lo cual diversos actores de la sociedad civil, la comunidad científica y el Ministerio de Salud y Protección Social han alertado ante esta situación.